Todos los artículos de la revista resultaron muy interesantes y esclarecedores. En particular me llamó a atención las reflexiones sobre la educación y su futuro que realiza Eduardo Würth en el artículo “Una identidad que vale la pena ser construida” y el ensayo Montaño y Cartagena sobre el futuro del inglés y el chino mandarín.
La reflexión sobre la identidad y el futuro que realiza Würth se centra en la importancia de la educación en un contexto cambiante. El autor enfatiza la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades y desafíos en la formación docente. Así mismo, menciona cómo los aniversarios brindan oportunidades para reflexionar sobre la identidad institucional. Würth explora el papel de la educación en la sociedad y la necesidad de cambio y en consecuencia cómo la pandemia ha acelerado la transformación de la enseñanza y el aprendizaje. Me interesó cómo destaca la importancia de fomentar una identidad distintiva en la formación docente.
Por otro lado, pero a la par de Würth -con un fin común- Montaño y Cartagena observan la consolidación del idioma inglés una lengua global, pero con creciente competencia del chino mandarín en el contexto educativo. Su ensayo analiza las implicancias de ambos idiomas en la comunidad educativa y dado que me desempeño como profesora de inglés me resultó aún más significativo lo que mencionan. A veces peco de quedarme encerrada en mi micro mundo de la enseñanza del inglés; no veo qué otras opciones lingüísticas pueden existir para los estudiantes, especialmente si considero el mundo competitivo en el que vivimos.
Considero que ambos textos se relacionan. La necesidad de estudiantes y docentes de adaptarnos a nuevas realidades en un mundo que cambia constantemente va de la mano con el análisis crítico del mundo educativo y laboral, y más aún, el mundo que las futuras generaciones, nuestros alumnos, tendrán que afrontar.