A partir de la lectura de los manuales de la Escuela Trasfoco, destaco tres elementos fundamentales de su metodología. En primer lugar, la apuesta por el audiovisual participativo, que no se trata solo de filmar, sino de crear colectivamente: decidir qué contar, cómo, por qué y con quién. En segundo lugar, la importancia que le dan a la alfabetización audiovisual, entendida como una herramienta para leer y producir discursos en un contexto saturado de imágenes, muchas veces vacías de contenido. Y en tercer lugar, el enfoque ético y pedagógico que atraviesa todo el proceso, promoviendo la escucha activa, el trabajo en equipo y la visibilización de voces que suelen quedar fuera del foco. Considero que estas ideas son completamente aplicables a mis prácticas docentes. Me interesa especialmente el enfoque colaborativo y la posibilidad de usar el audiovisual no solo como medio de expresión, sino también como herramienta de empoderamiento, reflexión y transformación social. En mis clases he incorporado distintos materiales audiovisuales porque considero que facilitan la reflexión crítica sobre temas filosóficos. La cuidada selección de estos recursos permite, a través de sus narrativas, generar estados de atención, pensamiento y análisis más profundos que junto a otros materiales didácticos potencian la experiencia educativa. Por ejemplo, he utilizado animaciones de Steve Cutts para trabajar problemáticas ecológicas, o de adicciones, la introducción de la película 2001: Odisea del espacio para pensar la evolución humana, Persépolis para reflexionar sobre la condición de la mujer, o el cortometraje Mi amigo Nietzsche para introducir al pensamiento de un filósofo entre otros audiovisuales.
Gracias Marina por compartir tu mirada sobre los textos propuestos y tu experiencia de trabajo con audiovisuales en el aula. Me gustaron mucho los elementos que destacas de los textos. Coincido plenamente con tus planteos sobre las posibilidades que brinda el audiovisual.